Sin restos, entierran el recuerdo de una víctima de paramilitares

Una historia de un desaparecido, los paramilitares y la justicia.

Tomado de El Tiempo.

Octavio Franco, el padre de Octavio, recibió de manos del fiscal de Justicia y Paz John Encinares el acta donde se certifica que el cuerpo de su hijo no aparecerá. Ex jefe paramilitar declaró detalles del caso.

La Fiscalía entregó a los familiares una carpeta con documentos que hacían oficial su muerte. Los ocho años de incertidumbre que vivió la familia del agrónomo Octavio Franco Bernal terminaron el pasado viernes en el búnker de la Fiscalía con la entrega de una carpeta llena de documentos legales que hacían oficial su muerte.

 En una solemne ceremonia, representantes de la Unidad Nacional de Justicia y Paz le dijeron a los padres de la víctima que en esa carpeta incluían el escalofriante relato que hizo el ex jefe paramilitar José Armando Díaz Alcántara, alias ‘Pollo’, de la manera como habían asesinado a Octavio. «No nos dejaron nada», dice doña Marina Bernal, la madre del joven. El crimen se esclareció, a él lo señalaron de apoyar a la guerrilla y por eso lo asesinaron, pero sus restos jamás aparecieron», dijo ella después del acto. Como Octavio, aún hay 32 mil personas más que siguen desaparecidas, confirmó Justicia y Paz. Alias ‘el Pollo’, jefe del frente Héroes del Llano dijo que a Octavio lo bajaron de un bus de transporte público, que venía de Vistahermosa (Meta) rumbo a Bogotá, el 11 de mayo del 2002.
Lo que reconstruyeron los investigadores es que después de matarlo descuartizaron su cuerpo ya sin vida y lo enterraron. Un mes después, para acabar con el rastro, fue sacado y arrojado a un caño en Acacías.»Es un método de guerra de los paramilitares fragmentar los cuerpos y así borrar la evidencia y por eso no lo pueden entregar», explica el fiscal Jhon Freddy Encinares, quien hizo la entrega simbólica de los restos, en esta ocasión, con la asesoría de País Libre y el apoyo de la vicepresidencia.

Según señala, había una necesidad de fortalecer el apoyo sicológico a las familias, ya que creían que «era un pasó más y que los restos de su ser querido se los iban a entregar en cualquier momento». Después de 14 actos en el 2007, las entregas se suspendieron.

Temiendo este final, la familia de Octavio decidió despedirlo definitivamente esta semana en Bogotá con una misa. De esa forma, los Franco enterraron los recuerdos.

«Hay que cerrar un ciclo. Yo creía que después de bajarlo y matarlo nos iban a entregar sus huesos, pero no nos entregaron nada. Al menos nos queda la tranquilidad de que el proceso seguirá en la justicia», dijo la madre de la víctima.

Velas, fotos y cartas hicieron parte del escenario en el que transcurrió lo equivalente a un inusual velorio. En lugar de plegarias se escucharon durante tres horas las respuestas que el fiscal Encinares -sentado frente a la jovencita de 17 años, hija de Octavio; sus hermanas y sus padres- daba a las insistentes preguntas de la familia. «Mi papá está mejor allá que acá. Yo me enteraba de lo que pasó por mis abuelos pero siempre he querido saber mucho más» dice Jessica, la mayor de los hijos de Octavio, quien no dejó de preguntarle al fiscal ningún detalle. Al final le prometieron copia del expediente.

La próxima entrega simbólica la hará Justicia y Paz en Puerto Nare (Antioquia), donde paramilitares arrojaron al río Nare los restos de ocho personas.

REDACCIÓN JUSTICIA