Rompiendo el Silencio: En la búsqueda de los Desaparecidos de Colombia
Nuevo Reporte revela las enormes dimensiones de una tragedia oculta en Colombia
Colombia presenta uno de los más altos niveles de desapariciones forzadas en el mundo, de acuerdo con un informe publicado con ocasión del Día Internacional de los Derechos Humanos. Cuando se menciona las desapariciones forzadas en América Latina, países como Argentina y Chile vienen a la mente. Sin embargo, la magnitud de la tragedia en Colombia puede llegar a ser incluso mucho mayor.
Entre los desaparecidos en Colombia se cuentan defensores de derechos humanos, sindicalistas, afro-colombianos, indígenas, jóvenes y niñas adolescentes en las áreas rurales en donde existe conflicto.
Rompiendo el Silencio: en la búsqueda de los desaparecidos de Colombia, reporte elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Asuntos Latinoamericanos y la Oficina en los Estados Unidos sobre Colombia, cita cifras oficiales del gobierno colombiano que muestran que 51,000 personas han sido reportadas como desaparecidas o perdidas. El número de personas que han sido desparecidas forzadamente sigue siendo objeto de debate, con estadísticas oficiales que van desde un cuarto de las 51,000 personas citadas, a más de 32,000 personas. El número total de víctimas de desapariciones forzadas podría ser mucho más alto conforme se registran nuevos y antiguos casos en un registro único de datos coordinado por el gobierno, lanzado en el 2007. De igual manera existen casos que nunca han sido registrados.
A la fecha el problema está lejos de ser resuelto. Más de 1130 casos nuevos de desapariciones forzadas han sido registrados oficialmente en los últimos tres años; la cifra total puede llegar a ser significativamente más alta.
Rompiendo el Silencio subraya que la ayuda militar que el gobierno de los EEUU le ha suministrado a Colombia en el pasado y continua suministrándole hoy, ha fortalecido un ejército que ha sido responsable de miles de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales y que ha colaborado o ha hecho caso omiso a la violencia paramilitar, violencia que se exacerbó a medida que la ayuda de los Estados Unidos llegaba al país. El número más alto de desapariciones forzadas ocurrió entre los años 2000 a 2003, de acuerdo con las estadísticas del gobierno colombiano- los primeros cuatro años en los que los EEUU financiaron el Plan Colombia.
Todos los actores armados, incluyendo a las fuerzas armadas de Colombia, los grupos paramilitares y los grupos guerrilleros, son responsables de las desapariciones forzadas. Sin embrago los paramilitares han tenido un papel preponderante en la comisión de dicho delito. Los paramilitares en muchas ocasiones destruyeron los cuerpos de sus víctimas, quemándolos o descuartizándolos con moto sierras, enterrándolos en fosas comunes o fincas, en las cuencas de los rios o cementerios o lanzándolos a los mismos ríos.
Las desapariciones forzadas en Colombia han recibido muy poca atención, al ésta centrarse en otros crímenes tales como, asesinatos, masacres y muertes en combate.
Esta es una tragedia que ha pasado desapercibida y la respuesta tanto del gobierno colombiano como de la comunidad internacional ha sido tardía e inadecuada, dice Kelly Nicholls, Directora Ejecutiva de la Oficina en los Estados Unidos sobre Colombia Urgimos que el gobierno colombiano, la sociedad civil, los periodistas y académicos le presten más atención a esta tragedia.
El esfuerzo más reciente del gobierno colombiano para encontrar a los desaparecidos y exhumar cuerpos y devolverlos a las familias son representativos, así como lo son los esfuerzos de los Estados Unidos en apoyar estas tareas afirmó Lisa Haugaard del Grupo de Trabajo sobre Asuntos Latinoamericanos. Sin embargo se deben hacer muchos más esfuerzos en lograr justicia, así como también en la búsqueda de los desaparecidos, y sobre todo, en darle fin a la práctica de la desaparición forzada.
El reporte muestra el tortuoso camino que emprenden los familiares al tratar de encontrar la verdad de lo que les paso a sus seres queridos.
Los familiares de los desaparecidos enfrentan muchos obstáculos ya que ellos también son sujeto de desaparición, amenazas o estigmatizaciones, afirma Kelly Nicholls.
Por mucho tiempo los familiares de los desaparecidos y las organizaciones de derechos humanos que los acompañan han trabajado en situaciones de alto riesgo y sin el suficiente reconocimiento y apoyo. Es hora de ayudarles a Romper el Silencio, afirma Lisa Haugaard.
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